sábado, 30 de octubre de 2010

Bostezos contagiosos

Un niño bostezando en el primer día de clase. | Manuel Ruiz Toribio

Si alguien está cerca de usted y bosteza, ¿usted también 'abre' la boca? Seguramente sí, porque más de la mitad de los adultos se 'contagia' tanto con los bostezos, como con la gripe. Sin embargo, y gracias a un nuevo estudio, se sabe que en los niños y niñas este fenómeno no se produce hasta los cuatro años y es menos frecuente en los pequeños con autismo. Deborah Fein, de la Universidad de Connecticut (EEUU) y una de las autoras del ensayo explica a ELMUNDO.es que "hasta ahora no se conocía la edad de inicio de este fenómeno. Pensábamos que podría surgir en el primer año de vida, y nos sorprendió mucho que fuera tan tarde. Tal vez este proceso como otros (contagios de lloros o risas) podrían ser buenos marcadores de la sensibilidad a las emociones de otros. Y la carencia de ellos podría ser un signo a añadir a la lista creciente de 'señales' precoces del autismo".

El misterio del contagio del bostezo ha sido durante décadas, y sigue siendo, un tema de interés para la ciencia, que todavía hoy sigue sin aclarar todos los interrogantes que le rodean. "Por contagio se entiende la tendencia a que un comportamiento particular se extienda a un grupo, como si fuera una reacción en cadena. Por ejemplo, los bebés que están en los 'nidos' de los hospitales comienzan a llorar cuando escuchan a otros bebés sollozar... De la misma forma, ver a otra persona bostezando, la lectura de la palabra bostezo o, incluso, escucharla puede provocar que entre el 40% y el 60% de los adultos 'abran la boca' cuando se exponen a estos estímulos en condiciones experimentales", explican los autores.

Defienden en el último 'Child Development' que "estas formas de comportamiento contagioso pueden reflejar la facilidad emocional del contagio, y su estudio ofrece una oportunidad para encontrar las raíces de los comportamientos sociales automatizados que potencialmente sientan las bases para el desarrollo de la empatía".

Con el fin de determinar en qué etapa del desarrollo social surge el contagio del bostezo, los investigadores analizaron a 120 niños de uno a seis años. El fenómeno también se estudió en 28 menores de seis a 15 años con Trastornos del Espectro Autista.

Los participantes, de forma individual, se reunieron con uno de los autores del estudio en una sala tranquila. Una vez allí, este narraba cuentos durante aproximadamente 12 minutos. Durante los dos primeros, el investigador no bostezaba, sin embargo en los últimos diez, sí abría la boca en cuatro ocasiones. Las sesiones fueron grabadas en vídeo. "Decidimos que los bostezos contagiosos fueran los que se producían en los 90 segundos posteriores al bostezo del adulto", aclaran los autores.

Pese a que los bebés comienzan a bostezar de manera espontánea desde que están en el útero, "en el estudio la mayoría de los niños no mostró signos de contagio hasta que tuvieron cuatro años", agrega la doctora Fein. Los datos revelan también que aquéllos con autismo eran menos propensos a emular las bocanadas que los niños de la misma edad pero con desarrollo normal. "Dado que el bostezo contagioso puede ser un signo de empatía, el estudio sugiere que ésta se desarrolla lentamente durante los primeros años de vida, y que los niños con autismo pueden pasar por alto las señales sutiles que las unen emocionalmente a los demás ", según los investigadores.

Este estudio puede servir de "orientación para que los profesionales que trabajan con niños se centren más en tales señales", sugieren. "El inicio tan temprano de la aparición del bostezo espontáneo (a finales del trimestre del embarazo) contrasta con el desarrollo tan tardío del contagio del mismo... Se necesitan más investigaciones que ayuden a establecer si este fenómeno es único o si otros comportamientos de imitación también se inician a los cuatros años", concluye la investigadora estadounidense.

El acoso en la Red es el que más lágrimas provoca

Antonio Pastor

El acoso escolar puede provocar depresión a aquellos que lo padecen, pero los riesgos son aún mayores cuando éste, en lugar de producirse cara a cara, tiene lugar por medio de las redes sociales y se convierte en 'ciberbullying'.

Según un estudio desarrollado por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH), los menores que son víctimas de 'ciberbullying' -es decir, de acoso de sus compañeros por medio de Facebook, chats o SMS- se sienten más desesperados y deprimidos.

La investigación, publicada en 'Journal of Adolescent Health', se basa en más de 7.000 encuestas realizadas a escolares norteamericanos y ofrece el retrato de la que ya es la última versión de un problema más que conocido. De hecho, siempre ha habido víctimas de acoso escolar, según confirma el artículo. Los investigadores preguntaron a los adolescentes si en los últimos 30 días se habían sentido tristes, irritables o de mal humor, si dormían o comían más o menos de lo habitual, etcétera. También indicaban sus expectativas de futuro y si les costaba concentrarse en el colegio.

Si bien los expertos apuntan a que el acoso 'cara a cara' y el 'ciberacoso' no son independientes entre sí y, con frecuencia, uno desemboca en el otro, lo cierto es que para los menores resulta mucho más difícil alejarse del segundo, ya que para ello tienen que dejar de usar las redes sociales y su móvil.

Además, en el momento de ser atacadas, las víctimas que sufren el acoso de 'cibermatones' -que no siempre se identifican- "pueden ser más propensas a sentirse aisladas, deshumanizadas o desamparadas en el momento del ataque", tal y como explica uno de los autores del estudio, Ronald J.Iannotti.

Leche materna

Fomentar la lactancia materna así como dar formación y apoyo a las madres que desean amamantar a sus hijos es el objetivo de la Liga de la leche de Benavente que ha organizado una serie de actividades con motivo de la celebración de la Semana Mundial de la Lactancia Materna.

El pediatra del Centro de Salud Benavente Norte, Ignacio Ledesma, las matronas Leonor González y Purificación Fraile, así como una monitora de la Liga de la Leche, Raquel Valbuena, y la encargada del grupo de Benavente, Camino Fernández, desglosaron ayer en el transcurso de una Mesa Redonda, que se celebró en el local de la Asociación de Vecinos de Las Malvinas, los beneficios que este modo de alimentación infantil tiene tanto para las madres como para los bebés.

Las asistentes al acto conocieron las ventajas que supone alimentar a sus niños con la leche materna. La monitora destacó entre estos beneficios la más rápida recuperación de la mujer tras el parto, evitar problemas de hemorragias, el útero vuelve antes a su lugar gracias a las contracciones que se producen al dar de mamar y se recupera antes la figura al eliminar las grasa que el organismo ha acumulado como reserva precisamente para este fin. También destacó que previene la aparición de cáncer de mama y de útero.

Por lo que se refiere a los beneficios que aporta al bebé, el principal es que se trata de un alimento especialmente preparado para él, fácil de digerir y que evita problemas de gases y de estreñimiento, además de que refuerza el sistema inmunológico ya que le leche materna contiene inmunoglobulina y la composición de la leche va cambiando a medida que crece el niño.

También a nivel afectivo destacaron los participantes en la mesa redonda que fortalece el vínculo entre la madre y el niño, lo que tiene gran importancia en su posterior desarrollo emocional.

Destacaron también que, a pesar de que se está avanzando en materia de legislación laboral para facilitar que las madres puedan amamantar a sus hijos, queda mucho camino por recorrer ya que consideran insuficiente el permiso por maternidad, lo que provoca en muchos casos que deban cambiar a edades muy tempranas a la alimentación con leches preparadas.

Durante el desarrollo de la actividad las madres amamantaron a sus hijos, algunos bebés y alguno de incluso cuatro años de edad.